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Mostrando entradas de mayo, 2017

Cielo Y Consuelo cubran mi vuelo mientras La Virgen María me tenga en su seno..

    Solo Él y yo Mi Vida, sólo Él y yo, en el silencio y la oscuridad sólo él y yo cabemos. Sólo Él y yo. Y en esta larga noche de oscuridad sólo Él y yo llegaremos hasta el final. Y en el ancho cielo toda la fuerza de mi anhelo echaré a volar, y desde mi vuelo yo sabré que sano y salvo a este suelo he de regresar. Acabará la guerra pronto y de  los brazos benditos de la Madre de Dios  con mis hijos volveré, con los míos, a abrazar a los demás.

Episodios de estupidez fluyendo al sol.

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   Saboreo.                                                        Una brisilla salada, me ronda por la boca mientras una oleada  de espuma y yodo penetra en mi nariz.    Me despierto. ¡Me siento de repente vigoroso! ¡Es asombroso! ¡Pero si estoy muerto! En fin, para ser sincero creí que lo estaba. ¿Cómo podré cambiar mi rostro, mi rostro amoratado y de postura, y quedarme al menos sentado sobre la duna?    Qué dulce, qué fácil sería morir cuando uno quiere y poder revivir después como si nada.    Yo ayer resucité en la Rivera Uruguaya.   Estamos en la playa aprovechando los últimos soles, los soles de Marzo. Han sido unas vacaciones largas, cálidas, benéficas. Bajo el amparo de los astros ¡quién tuviera más dinero en la cartera! Casi te he olvidado pe...

Episodios de playa

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  Aprovechando los últimos soles es justo este el instante, el momento idóneo en que puedo elegir suicidarme. Que manden mi cadáver para Vitoria, que mi madre me vea y me reconozca. _ ¡Cómo fue esta desgracia Dios Mío! _ Fue en la playa. _ Pero ¿qué motivos pudo tener? _ Ninguno.    El avión me ha traído aquí vivo; pero me llevará muerto, muerto me ha de llevar y volaré muerto de aquí para allá.    Mira los niños ¡Qué alegres! ¡Qué envidia!                                                                                              Todo está tranquilo y mi vida agoniza con dulzura. remite la angustia de mi mente... Mi cuerpo ya no respira. Me acaricia un aire caliente. La gente está lle...

Dolor que no existe

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   Hoy, a esta hora en una playa uruguaya todo transcurre de un modo tan simple que no sé identificar mi propio dolor. Por eso vengo a la playa. ¿Y este dolor de nada qué es? ¿Acaso no puedo desembarazarme de él? ¿Y este dolor que ni duele qué significado tiene? Es escurridizo el dolor y estoy vencido, vencido y dormido al sol. Imposible de atacar porque es invisible, imposible de vencer porque no existe ¿Dónde está el dolor que sin estar en mí me causa terror? Lleno de calor estoy, lleno de paz, Y con los bolsillos llenos puedo huir donde quiera. Ahora estoy aquí, en Uruguay.... ¿Y mañana....? Mañana, El Dolor dirá.  
   Deportistas aguerridos corren con vocación toda la costa esquivando a los niños que envites de la insolación cavan sus fosas. Con irritados chillidos cansadas las criaturas ¡pobres bebés deprimidos! reclaman a sus madres, a sus tías, a quien sea, agua fresca.   Divorciados desabridos quieren encontrar consuelo pasando sus ojos en rasante vuelo de culo en culo y de teta en teta. ¡Más agua fresca! ¡Más agua fresca!    Luce este sol radiante y corre un aire muy frío. Nubes de arena pinchuda ciegan a las criaturas. Si aquí no hay quien aguante. Sacan el bocadillo y el viento se lleva por los aires el papel arrugado de aluminio. ¡Cuidado con los cristales! O¿Son medusas? ¡Mi madre, eso es peor! _No dejes tus compresas en la arena. _ ¡Tanto te cuesta ir hasta la papelera! _ Amenaza resaca. ¡Qué bien! Saca la tabla. Empieza a haber ruido. Los socorristas escuchan la radio bastante aburridos. El divorciado entierra...
     Hay barquitos de vela surcando las olas del mar el filtro de la calima tamiza la luz solar. Formas de bañistas expontaneos, formas nítidas tragan un kilo de sal. Hay niños. Monjas de mentalidad aireada recorren de punta a punta la orilla de la playa. Mi madre me dice pudorosa: No son monjas, son hermanas. La menopausia agresiva induce a quien entrada en carnes enseña lo hasta ahora nunca visto. Veo correr a los niños. Meninas mojigatas dispuestas al sacrificio por la libertad, bisexuales lesbianas, descubren sus pechos colorados y algunas negros. Los niños vienen y van. Abuelos complacientes con sus nietos dejan colgando ese peso una hernia entre las patas de sus bañadores anchos. Y vete a coger al niño que le está echando en la cara toda la arena a la inglesa. La inglesa se ríe y se enamora el niño. La abuela muy gorda, muy morena, muy teñida la  melena, mira hacia otra parte tras sus gafas negras. Y tras sus ...

En el Universo cabe el beso

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